Very Important Document
Authors: Diego Rincon , Kristi Stolzenberg , Ideliz Mora-Cruz
This article is available in English and Spanish. (Este artículo está disponible en inglés y español.)
FORWARD:
PFC Diego Rincon died on foreign soil on March 29, 2003, proudly wearing a U.S. Army uniform, but he was not a U.S. citizen. He was just 5 years old in 1989 when he immigrated to the United States with his older brother and his parents, Jorge and Yolanda. They sought peace for their growing family, and they found it in their own little corner of Georgia until September 11, 2001.
Diego, 19 by 2001, watched the footage of the Twin Towers and felt — for the first time since arriving in the United States — insignificant. He felt compelled to defend his “adopted homeland.”
In My Country to Defend, A. E. Dimond writes about Jorge and Yolanda’s reactions to Diego’s announcement to enlist, “America was his soul mate, and [he] was right to protect her. ‘Join the Army,’ Diego’s father gave his blessing again, and [brokenhearted] his mother turned her head. There was a haunting, piercing pain in her breast, taking her breath away.”
Diego soon deployed to Iraq. Immense pride in their brave son and hope of his safe return carried his parents between letters and calls. In his last letter home, Diego’s tone was different. His words balanced the innocence of a young man with a keen understanding of the world and himself — many take a lifetime to discover wisdom like this, but a service member picks it up quickly.
Following his death, Diego received U.S. citizenship posthumously, and his final letter continues to be a source of comfort for Yolanda, Jorge, Diego’s siblings, and his extended family and friends. With the hope that Diego’s words will bring comfort to other surviving families, we are proud to share Diego’s words here.
Letter: February 22, 2003
Hola Mother,
How are you doing? Good, I hope. I’m doing OK, I guess. I won’t be able to write anymore starting the 28th of this month. We are moving out. We are already packed and ready to move to a tactical Alpha-Alpha (in Iraq). Once that happens, there will not be any mail sent out. We will only receive mail that is less than 12 ounces. At least that’s what they said. I’m not sure where exactly we’re going to be yet, but it is said to be a 20-hour drive in the Bradleys.
So I guess the time has finally come for us to see what we are made of, who will crack when the stress level rises, and who will be calm all the way through it. Only time will tell. We are at the peak of our training, and it’s time to put it to the test.
I just want to tell everybody how much you all mean to me and how much I love you all. Mother, I love you so much! I’m not going to give up! I’m living my life one day at a time, sitting here picturing home with a small tear in my eyes, spending time with my brothers who will hold my life in their hands.
I try not to think of what may happen in the future, but I can’t stand seeing it in my eyes. There are going to be funerals and tears rolling down everybody’s cheeks. But the only thing I can say is: Keep my head up and try to keep the faith and pray for better days. All this will pass. I believe God has a path for me. Whether I make it or not, it’s all part of the plan. It can’t be changed, only completed.
Mother will be the last word I’ll say. Your face will be the last picture that goes through my eyes. I’m not trying to scare you, but it’s reality. The time is here to see the plan laid out. And hopefully, I’ll be at home in it. I don’t know what I’m talking about or why I’m writing it down. Maybe I just want someone to know what goes through my head. It’s probably good not keeping it all inside.
I just hope that you’re proud of what I’m doing and have faith in my decisions. I will try hard and not give up. I just want to say sorry for anything I have ever done wrong. And I’m doing it all for you, Mom. I love you.
P.S. Very Important Document
Your son,
Diego Rincon
DOCUMENTO MUY IMPORTANTE
FORWARD:
PFC Diego Rincon murió en tierra extranjera el 29 de marzo del 2003, orgullosamente llevando el uniforme del Ejército, pero no era ciudadano de los Estados Unidos. Tenía solo 5 años de edad en 1989 cuando emigró a los Estados Unidos con su hermano mayor y sus padres, Jorge y Yolanda. Buscaron la paz para su creciente familia, y la encontraron en su propio rincón de Georgia hasta el 11 de septiembre del 2001.
Diego, de 19 años, observó las imágenes de las Torres Gemelas y por primera vez, desde que llegó a los Estados Unidos se sintió insignificante. Se sintió obligado a defender a su “patria adoptada.”
En Mi País Para Defender, A. E. Dimond escribe acerca de las reacciones de Jorge y Yolanda al Diego anunciarle de alistarse, “Estados Unidos era su alma, y [él] estaba correcto en protegerla. ‘Ingresa al Ejército”, el padre de Diego le dio su bendición una vez más, y [con el corazón desolado] su madre volteo la cabeza. Había un dolor agonizante y perforador en su pecho, que le quitaba la respiración.
Diego luego fue enviado a Iraq. El enorme orgullo de su valiente hijo y la esperanza de su regreso seguro sostenía a sus padres entre cartas y llamadas. En su última carta a casa, el tono de Diego era diferente Sus palabras balanceaban la inocencia de un joven y una profunda comprensión del mundo y de sí mismo que a muchos les lleva toda la vida descubrir sabiduría como esta, pero un miembro del servicio la obtiene rápidamente.
Después de su muerte, Diego recibió la ciudadanía de los Estados Unidos póstumamente, y su última carta sigue siendo una fuente de consuelo para Yolanda, Jorge, los hermanos de Diego y su amplia familia y amigos. Con la esperanza de que las palabras de Diego traigan consuelo a otras familias sobrevivientes, nos enorgullecemos de compartir aquí sus palabras.
la letra: 22 de febrero del 2003
Hola madre,
¿Cómo estás? Bien, espero. Estoy bien, supongo. No podré escribir más a partir del 28 de este mes. Nos estamos mudando. Ya estamos empacados y listos para mudarnos a un Alfa-Alfa táctico (en Irak). Una vez que eso suceda, no se enviará ningún correo. Solo recibiremos correo que pese menos de 12 onzas. Al menos eso es lo que dijeron. Todavía no estoy seguro en dónde exactamente vamos a estar, pero se dice que será un viaje de 20 horas en los Bradley.
Así que supongo que finalmente ha llegado el momento de que veamos de qué estamos hechos, quién se derrumbara cuando aumente el nivel de estrés y quién estará tranquilo durante todo el proceso. Sólo el tiempo dirá. Estamos en la cima de nuestro entrenamiento y es hora de ponerlo a prueba.
Solo quiero decirles a todos cuánto significan para mí y cuánto los amo. ¡Madre, te quiero mucho! ¡No me voy a rendir! Estoy viviendo mi vida un día a la vez, sentado aquí imaginando mi hogar con una pequeña lágrima en los ojos, pasando tiempo con mis hermanos que tendrán mi vida en sus manos.
Trato de no pensar en lo que puede pasar en el futuro, pero no soporto verlo en mis ojos. Habrá funerales y lágrimas rodando por las mejillas de todos. Pero lo único que puedo decir me es: Mantén la cabeza en alto y trata de mantener la fe y ora por mejores días. Todo esto pasará. Creo que Dios tiene un camino para mí. Ya sea que lo logre o no, todo es parte del plan. No se puede cambiar, solo completar.
Madre será la última palabra que diré. Tu cara será la última imagen que pase por mis ojos. No estoy tratando de asustarte, pero es la realidad. Ha llegado el momento de ver el plan trazado. Y con suerte, estaré en casa en él. No sé de qué estoy hablando o por qué lo estoy escribiendo. Tal vez solo quiero que alguien sepa lo que pasa por mi cabeza. Probablemente no sea bueno guardarlo todo dentro.
Solo espero que estés orgullosa de lo que estoy haciendo y que tengas fe en mis decisiones. Me esforzaré y no me rendiré. Solo quiero pedir perdón por cualquier cosa que haya hecho mal. Y lo estoy haciendo todo por ti, mamá. Te amo.
P.D. Documento muy importante
Tu hijo,
Diego Rincon
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Kristi Stolzenberg is the TAPS Magazine Editor. Ideliz Mora-Cruz is the surviving sister of U.S. Army SGT Geraldo Andre Mora Cruz and serves on the TAPS Survivor Care Team.
Photos courtesy of the Rincon Family.